
Parece que en el país del norte el presidente también tiene problemas con los medios. La cadena Fox es el blanco de Obama por estos días y viceversa. Desde que se postuló para ser el primer mandatario de los Estados Unidos, Barack Obama, premio Nobel de la paz, recibió constantes golpes por parte de este emporio mediático. Se recuerda incluso algunas de las encuestas días antes de las elecciones que rezaban la siguiente pregunta: “¿Usted votaría a un residente que fuma cigarrillos?” (Lanata nunca podría trabajar en la Fox). Cosas como estas se pueden ver todos los días en la pantalla de la famosa cadena. Sólo les falta decir que Obama era montonero.
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La primera en abrir la brecha fue la directora de Comunicaciones de la Casa Blanca, Anita Dunn, quien hace diez días aseguró que la cadena, que tiene como lema “Justo y equilibrado”, actúa “casi como el departamento de investigación, o el departamento de comunicaciones, del Partido Republicano”. Como resultado, el director de Fox News, Michael Clemente, emitió un comunicado en el que aseguraba que la Casa Blanca había decidido “declarar la guerra contra un medio de comunicación”. Desde entonces se ha producido un continuo toma y daca de recriminaciones entre la cadena de noticias y la residencia presidencial.
Fox niega que su cobertura sea parcial. De hecho, incluso la Casa Blanca admite que no tiene ningún problema con los corresponsales de esta cadena encargados de la cobertura presidencial. El problema es con los programas de comentario político. Analistas como Bill O’Reilly, Glenn Beck o Sean Hannity suelen arremeter contra la administración demócrata. En concreto, Beck originó una campaña que acabó con la dimisión de Van Jones, asesor de la Casa Blanca para asuntos medioambientales.
Fuente: Diario Crítica(22.10.2009)
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